A lo largo de toda la temporada de cosecha, las piñas, ya maduras y procedentes de los bosques, llegan a nuestras instalaciones donde se efectúa el pesaje. Tras su recepción y pasado el primer control de calidad, las piñas son almacenadas en grandes superficies, llegando a formar verdaderas montañas, a la espera de ser desgranadas.

Mediante sofisticados procesos mecánicos se procede en primer lugar a la extracción del piñón con la cáscara del interior de la piña.

Seguidamente, el piñón con la cáscara debe ser descascarado, para así poder extraer el frágil grano de su interior. Este proceso es especialmente delicado ya que es uno de los factores básicos para asegurar una buena calidad y un inmejorable aspecto.

El piñón, como todo fruto, presenta diferentes colores, tonalidades y tamaños que deben ser debidamente seleccionados. Para ello, la más moderna tecnología electrónica de selección óptica es aplicada en nuestras instalaciones. No obstante, el ojo humano es el responsable último en el proceso de selección y el seguro de la máxima calidad de nuestros piñones.

En nuestro propio laboratorio se efectúan estrictos controles sanitarios y de calidad tanto de las materias primas como del producto acabado. Periódicamente, estos controles son contrastados en laboratorios externos para garantizar las perfectas condiciones sanitarias de nuestros piñones.

Una vez finalizada la elaboración y tras superar los correspondientes controles, que se han efectuado a lo largo de las diferentes etapas del proceso, los piñones son considerados aptos para su envasado e inmediatamente son enviados a su destino final.

Todo el proceso de fabricación es realizado con el máximo respeto al medio ambiente, no incorporando ningún tipo de aditivo o producto químico al mismo. El agua residual obtenida en el proceso de fabricación es tratada desde el año 1993 en nuestra planta depuradora a través de procesos biológicos que garantizan su inocuidad y nulo impacto en el medio ambiente, demostrando la vocación ecológica de nuestra compañía.